Después de tres intentos la niña roja logro renovar la tarjeta de circulación del coche pero no sin penurias.
Llegamos a la oficina de control vehicular de iztapalapa pasadas las 9 de la mañana y después de 5 horas de espera el documento fue entregado.
Lo que no logro entender es la cantidad de papeleo para la entrega de un pedazo de plástico con letras impresas y un poco de tecnología y lo que menos puedo entender es la manera tan grosera en la que son tratados los contribuyentes que al final de cuentas somos los que pagamos sus sueldos por estar sentados sin hacer prácticamente nada.
Tal vez sea mala idea generalizar a los servidores públicos pero por experiencia propia ninguno se salva de esta práctica de sanguijuela económica. Y tal vez sea aún peor pues yo he estado trabajando últimamente en un programa de gobierno.
Pero esa es otra historia.
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